El bombardeo llegó desde todos lados, de los balcones empezaron a surgir municiones improvisadas llenas de cualquier líquido que hubiera a la mano.
Los gritos se hacían cada vez más fuertes y las voces se perdían entre todo el odio que se producía.
Nadie trataba de detener esa injusticia, su castigo era peor que el del criminal más buscado.
En medio del llanto y la impotencia, ellos decidieron salir corriendo, para no regresar nunca más.
Las calles quedaron empapadas de sangre y suciedad, y justo en el momento en que vieron el camino vacío, los habitantes gritaron de júbilo, mientras lanzaban a la nada las últimas municiones y aplaudían efusivamente en señal de triunfo.
El arrepentimiento llegó meses después, de la mano de la muerte, que al ver la ciudad tan desolada, se dio cuenta de que era el momento oportuno para actuar.
Las personas perecieron, una tras otra, en las casas, en las calles, en los parques, en las escuelas… Nadie estaba a salvo del implacable brazo de la muerte.
Y claro, ella aprovechaba el camino libre que le habían dejado, después de todo, meses atrás, los necios pobladores habían corrido hasta el último enfermero del lugar.
viernes, 10 de abril de 2020
jueves, 9 de abril de 2020
Round 1
El boxeador lanza el primer golpe. No hay respuesta del contrincante. Lanza el segundo, el tercero. Parece que todo está decidido.
Esquiva, burla, sigue golpeando, movimientos rápidos, parece que el otro es incapaz de seguirle el paso.
De pronto, un sorpresivo golpe directo a la mandíbula. ¡Knockout!
Después de tres años, su sombra estaba cansada de ser la única que recibiera todos los golpes y malos tratos, ahora puede ir a descansar un tiempo, mientras el boxeador recobra la conciencia.
Esquiva, burla, sigue golpeando, movimientos rápidos, parece que el otro es incapaz de seguirle el paso.
De pronto, un sorpresivo golpe directo a la mandíbula. ¡Knockout!
Después de tres años, su sombra estaba cansada de ser la única que recibiera todos los golpes y malos tratos, ahora puede ir a descansar un tiempo, mientras el boxeador recobra la conciencia.
Una mañana en el metro
"¡Por favor, permita el libre cierre de puertas!"
Repite una y otra vez la grabación, pero las puertas no logran cerrarse.
No se escucha nada más, ni una sola voz adentro ni afuera de los vagones, solo queda la repetición que dice mecánicamente:
"¡Por favor, permita el libre cierre de puertas!"
Por todo el vagón se observan enormes charcos de sangre y un par de piernas impidiendo que las puertas se cierren.
Quizá todo hubiera sido diferente de haber hecho caso a la indicación la primera vez que sonó.
Repite una y otra vez la grabación, pero las puertas no logran cerrarse.
No se escucha nada más, ni una sola voz adentro ni afuera de los vagones, solo queda la repetición que dice mecánicamente:
"¡Por favor, permita el libre cierre de puertas!"
Por todo el vagón se observan enormes charcos de sangre y un par de piernas impidiendo que las puertas se cierren.
Quizá todo hubiera sido diferente de haber hecho caso a la indicación la primera vez que sonó.
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